viernes, 6 de julio de 2012

Alguns dels millors llocs (culinaris) de Barcelona

Si alguien me hubiera dicho hace cinco años que cómo me veía en el 2012, si laboralmente estable o conociendo sitios en Barcelona a tutiplé, habría optado sin dudarlo por la primera opción. Sin embargo, y por lo que voy viendo, la vida es caprichosa y está llena de continuas sorpresas, hoy me encuentro lejos de tener un curro medianamente estable pero sí que puedo reunir algunos de los que para mí son los mejores sitios de esta ciudad que tiene algo de bohemia y bastante de encantadora. Tan solo hace falta mantener los ojos bien abiertos y no conformarte con el primer sitio que encuentres. Aquí van, pues, algunas sugerencias:

Quien me conozca mínimamente sabe de mi debilidad por el sushi, sashimi y demás delicias japonesas. Señalaré tres; no son muchos teniendo en cuenta la cantidad de restaurantes nipones que hay, pero son los que siempre que puedo, repito.
 - Shinjoku: está en el carrer Ciutat y con un menú asequible de 10,95 ponen el mejor ramen que he probado. Por otra parte, las empanadillas al vapor y el sushi tampoco desmerece.
- Miu: situado en Enric Granados con Aragón, tienen un menú diario de lo más asequible. El sitio tiene su encanto y además suelen innovar con el maki y el sushi para no ponerte siempre el manido aguacate y/o cangrejo.
- Momo: no apto para bolsillos vacíos ponen el pescado crudo más exquisito que he probado. La especialidad es el sushi con foie. No diré más. Al final de Paseo de Gracia antes de Gran de Gracia.

Siguiendo con cocina asiática u oriental, indicaré varios restaurantes con ciertas semejanzas en sus platos pero que difieren mucho de nuestros ingredientes:
- Nanit: uno de mis restaurantes preferidos y el mejor restaurante chino que he probado nunca. Es más, desafío a quien sepa uno mejor. El local es pequeño y por ello el trato de los dueños es muy atento. Ponen unos mini woks que se cocinan en el momento (similar a las fondues) y el tofu -a quien le guste- está de muerte. Es barato y lo encontrarás en Balmes con Valencia.
- Katmandú: restaurante situado en Córcega con Paseo San Juan y cuyo nombre indica de qué cocina hablo. El momo y el cordero son sus especialidades. No son los tíos más simpáticos del mundo pero merece la pena.
 - La vietnamita: Situado en Gracia, en Torrent d´Olla. Se trata de una comida muy ligera y sabrosa cuya especialidad son unos fideos que recuerdo cómo se llama. Ideal para cenar después de una buena peli en el Verdi.
- Askandiya: restaurante palestino, que está al lado de los cines Verdi en la calle homónima. Todo está muy bueno, aunque quizás quepa destacar el humus y las hojas de parra.
- Bombay spicy: restaurante con varios menús al cual más barato y con una comida muy casera y por ello típicamente hindú. El sitio está un poco destartalado pero la comida está muy buena y es apta para nuestros melifluos paladares. Está al lado del Liceu, en el Carrer Sant Pau, casi tocando con Las Ramblas.

Dejamos de lado lo exótico, y cuando quieras ir a sitios de, podríamos decir comida rápida, pero odias como yo el Mcdonalds y demás sitios de bocatas con mahonesa caducada, puedes elegir alguno de los siguientes sitios que paso a detallar:
- Kiosco: para mí, sin duda, la mejor hamburguesería de Barcelona. Está situada enfrente de la Estación de Francia y ponen unas hamburguesas gourmet de lo más variadas, desde la australiana que está de muerte, hasta la japonesa pasando por la de Burgos, con auténtica carne de Castilla, que Dios tenga en su gloria.
- Madame Jasmine: me lo enseñó una amiga de una amiga y le estaré eternamente agradecido. Los bocatas más sabrosos de la ciudad. Los dueños son unos pintas y el local es un tanto oscuro, pero cuando das el primer mordisco te olvidas de todo. Son bastante contundentes pero si eres una bestia parda, como el que escribe estas líneas, hay ensaladas bastante grandes para acompañar. Está en la Rambla del Raval justo enfrente del gato de Botero.
- La báscula: escondido en la Calle Flassaders, en pleno barrio del Borne, es un sitio altamente recomendable donde cocinan platos mayoritariamente vegetarianos con ingredientes predominantemente ecológicos. El plato de tres salsas (babagonoush, humus y guacamole) está bastante bueno y el pimiento rojo relleno de cuscús está de vicio pero lo mejor es probar todo lo que tu apetito -y tu bolsillo- aguante.
- Crepería Bretonne: cerca de la Barceloneta, justo debajo de las dos torres, se encuentra esta crepería, en la que lo mejor no sabes si es la comida o el sitio. Imprescindible ir a verlo.

Por último y para no hacer esto pesadísimo, señalaré tres de mis restaurantes fetiche, uno situado en el barrio gótico y los otros dos en el Borne.
- La cerería: del mismo dueño que la báscula, pero quizás más elaborado, su bandeja de quesos me tiene conquistado. Tiene una larga carta donde destacan las pizzas (la japonesa está de muerte), aunque tienes mucho donde elegir. Está situado en una Ferrán según bajas de la plaza de Sant Jaume, en el primer pasaje que hay a la izquierda.
- La lluna: muy cerca de la Basílica de Sta. María del Mar, es un local en piedra que por la noche es un bar de copas, pero antes de eso, ponen unos platos creativos donde destaca un entrecot con queso de cabra y un magret de pato que son muy apetecibles.
- La fianna: de lo bonito que es, a veces me veo dentro de unos años pidiéndole a mi novia que se case conmigo allí mismo. Lástima que casi siempre esté lleno y le quite algo de encanto. Aún así, el sitio tiene algo especial y la comida está súper buena. Es un poco caro a poco que te pidas, sobre todo si amenizas la velada con vino, pero merece la pena para una ocasión especial. El tataki de atún, si te gusta el pescado, sería una buena manera de decirle adiós al mundo si éste se acabase mañana. Es relativamente difícil de encontrar, así que quien quiera ir tendrá que callejear por las pintorescas calles del Borne.

Pues hasta aquí, una pequeña selección de lugares donde deleitar tanto al paladar como al espíritu por precios relativamente asequibles. Dejo para más adelante, una selección de bares, cervecerías y teterías donde beber algo en compañía de alguien o en compañía de un buen libro. Empero, para ello, es indispensable que me lo roguéis insistentemente. No sólo para aumentarme el ego, que también, sino para saber que la lista la ha leído alguien y no la estoy compartiendo sólo conmigo mismo. Bon appetit.

viernes, 2 de marzo de 2012

El día de la marmota

Es curioso que haya mil y un remedios para las jaquecas, las contracturas, el dolor de espalda, las indigestiones y paras las otras mil y una enfermedades que existen y que sin embargo no se me ocurra ningún remedio legal y/o saludable con el que atenuar las mañanas en las que te levantas sin ganas, hastiado de hacer lo mismo día tras otro. Y cuando digo hacer lo mismo no me refiero a la rutina de un trabajo sino a la rutina de no tenerlo. La rutina de buscarlo, de ver ofertas, de presentar tu candidatura, de decirles que te encantaría trabajar en su empresa cuando desde el principio ves que de lo pone en su web a la realidad hay un trecho. La rutina de quedar en que te llamarán y el teléfono nunca suena. La rutina de que si suena es para decirte que hay alguien mejor que tú. La rutina de dudar si es porque no vales nada o porque hay 400 candidatos de los cuales uno era mejor que tú, más guapo o hablaba mejor inglés o búlgaro. O era hijo de, que eso también funciona en este país donde la meritocracia o no existe o parece un crimen. La rutina de gobiernos empeñados en sacrificar a unos colectivos en pro de otros, menos expuestos y con más posibilidades. La rutina de una sociedad que culpa siempre a los mismos como si los anteriores no hubieran hecho nada; esa sensación de información selectiva que hace que se escoja lo que no refute aquello que para la mayoría es lo bueno. La rutina de la discusión de barra de bar, carente de toda base argumental o teórica. La odiosa rutina, en fin, y la dolorosa sensación de que todos los tiempos pasados fueron mejores, más dolorosa si cabe cuando las oportunidades que tenemos en la actualidad no tienen parangón con cualquier otra época de esta humanidad empeñada, a veces, en perderse a sí misma.

miércoles, 24 de agosto de 2011

El cuarto poder

Se suele decir que tras los tres poderes tradicionales y archiconocidos, esa santísima trinidad que forman el poder ejecutivo, legislativo y judicial, tan ecuánimes como independientes, les sigue un cuarto poder conformado por los ubicuos medios de comunicación. En su origen y en sus inicios tenía como propósito servir de balanza a estos tres poderes y mantener a los ciudadanos alerta de cualquier abuso por parte de alguno de ellos. Tenía. Porque hoy día se han convertido en un arma de manipulación acojonante. Pondré dos breves ejemplos, que tampoco quiero aburrir en esta entrada después de tanto tiempo. El primero es el partido que se le saca a acciones como las de Mourinho que no deja de ser como si Belen Esteban le da un manotazo a Karmele, es decir, periodismo morboso vestido con traje. Lo más asqueroso es que si tanto asco te dan las imágenes muéstralas una vez, no te pases el día enseñándolas. Al margen de si este portugués es un hijo **** o no, gracias a él viven un montón de periodistas que no saben hacer la O con un canuto. En cuanto al segundo ejemplo, lo vi el otro día cuando leyendo el dominical artículo de Pérez Reverte (http://xlsemanal.finanzas.com/web/firma.php?id_edicion=6607&id_firma=14390) me dije que era bastante fuerte, más incluso que aquel de Moratinos en el que no le decía nada del otro mundo, al menos si le sigues habitualmente. Pues oye, nada de nada en los medios, no me preguntes por qué, pues si lo lees te das cuenta de que cse permite insultos que en otro país... En fin, ya no digo nada de Islandia y su rebelión cómo y cuándo salió, etc. Da miedito pensar en cuán engañados, manejados y manipulados estamos. Así nos va.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Before the devil knows you´re dead

Dicen que, cuando mueras, aproveches los primeros treinta minutos muerto, antes de que el diablo sepa que has muerto. Before the devil knows you´re dead. Un refrán inglés que viene a decir que todos tenemos un lado oscuro y que consecuentemente será el diablo quien nos acoja tras nuestro óbito. Soslayando consideraciones de si existe o no vida post-mortem, este es el planteamiento de la película de Sidney Lumet, una historia a varias bandas con un elenco tremendo, empezando por Philip Seymour Hoffman tan grande en su actuación como él mismo, siguiendo por Ethan Hawke, actor que ha dado al cine pequeñas joyas, como Antes del amanecer o Training day con Denzel Washington. Y, por supuesto, sin olvidarnos del componente femenino: Marisa Tomei, que además de ser actriz está, digamos que de muy buen ver.
El director, Lumet, que tiene más de 80 años, empezó su carrera con una de las mejores pelis de la historia, Doce hombres sin piedad así que entre él y los actores conforman un largometraje con un guión muy bueno y una historia de venganza, drama familiar y lealtad. La historia gira en torno a dos hermanos que desesperados económicamente urden un atraco contra una joyería. El plan parece fácil y no tiene porque haber problemas pero todo se tuerce dando lugar a una espiral de violencia y destrucción fraternal, si se me permite la expresión. Esta historia es vista desde varios ángulos, proporcionando así una visión mayor de la vida de los protagonistas. Así, la película discurre, viendo una y otra vez el suceso y cómo, ante una apariencia normal, cada personaje posee sus inquietudes y sus inseguridades. A pesar de que pueda parecer que se puede hacer repetitivo, el director consigue que a la par que te identificas con la persona sientas lástima por él, y por otra parte no pone trabas para dirigirte hacia el inexorable final, coronado con un clímax bastante dramático que pone en tela de juicio las relaciones paterno filiales, puestas ya durante el filme en entredicho repetidamente.
Y no quiero contar más, porque mi objetivo es no destripar la película o la estructura de la misma. A ver si alguien se anima a verla. Saludos

martes, 9 de noviembre de 2010

Duda

Mañana voy a escribir una entrada; la misma versará sobre uno de los siguientes temas:
- El coñazo que están dando con Vargas Llosa. Entiendáseme, me encanta este tío, pero es que hasta que no le han concedido el Nobel, no salía en las noticias ni a tiros.
- Hablando de tiros, qué se puede decir de la impunidad de un pseudo gobierno que masacra a otro en aras de mantener un statu quo arcaico. Huelga decir a quién me refiero.
- Por último, olvidarme del mundo y hablar de una película. En este caso, de Antes que el diablo sepa que has muerto del genial Sidney Lumet.
Hagan juego.

sábado, 30 de octubre de 2010

Insultos

Me llama la atención el denuedo con el que se censuran ciertos comentarios y la aquiescencia con la que se permiten otros. En estos días de descalificaciones varias y gratuitas aflora la hipocresía de los de siempre, empecinados en no diferenciar entre churras y merinas. Claro está que los dos comentarios estrellas han sido el del alcalde de Valladolid y el de Pérez- Reverte.
El primero proviene de un alcalde maleducado y estúpido. El segundo de un escritor que no duda en utilizar el insulto cuando lo cree necesario. Para unos y otros. Pero claro, cómo vas a saber cómo escribe alguien si para ello hay que leerle. Reconociendo que con Reverte no soy neutral porque es un tío con el que estoy muy de acuerdo en sus opiniones, tengo que decir que cualquiera que le lea mínimamente sabe cómo relata, cómo describe las cosas y cómo enfoca aquello con lo que no está de acuerdo, sean estos políticos, curas o cantantes. Lo que no entiendo es porque con Moratinos se forma este revuelo y cuando se mete con los alcaldes mafiosetes del PP la gente no dice nada (algo normal por otra parte). Para mí, lo único que denota esto es la paupérrima capacidad intelectual de algunos, prestos a saltar ante algo o alguien que ponga en jaque aquello que ellos, como adalides de la verdad y la justicia, consideran cierto y razonable. Más triste si cabe cuando lo único que consiguen es darle mayor relevancia.
En cuanto a los insultos de De la Riva, pues queda decir qué vaya gilipollas, igual de gilipollas que aquel que llamó tonto de lo que sigue (Cospedal sic) a los votantes de la derecha. Diferencia: los últimos son un grupo de gente a los que se la trae al fresco cómo le llamen por votar a unos u otros mientras que otras son las defensoras de la mujer, de la causa justa femenina y causantes del fin de la opresión machista. Son las feminazis: obcecadas en confundir churrOs con merinOs (?) y entender que la igualdad empieza en tener un ministerio superfluo y promulgar leyes a fin de que los próximos reyes magos los niñas no jueguen con muñecas mientras no se preocupan de erradicar aquellas manifestaciones en las que la mujer no es más que dos tetas y un culo como muestran algunos anuncios de televisión o algunas cadenas cuyo umbral de límite para no enseñar "cacho" es cada vez más difuso.

Cada día que pasa voy entendiendo que la gente que piensa que la mujer y el hombre son diferentes entienden cada vez menos. Y cada día que pasa voy entendiendo cada vez más porque en lugar de leer a Reverte es preferible quedarse con una afirmación de mil, la que a uno le conviene para etiquetarle como algo mientras las otras novecientas noventa y nueve las desconoce por interés o por apatía en el mayor de los casos.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Ni puta idea de surrealismo

Dalí no tiene ni puta idea de surrealismo. Ni Dalí ni Ernst ni Magritte, ni ninguno de esos don nadie que la vida encumbró no se sabe muy bien por qué. El único que tiene idea en esta vida de qué es el surrealismo soy yo. Sí, así como lo oís. Y si después de lo que os voy a contar ahora seguís pensando que exagero, aceptaré mi rendición incondicional ante los susodichos pseudo-surrealistas.

17 de septiembre de 2010, Madrid, avenida Manoteras, tres de la tarde: me despido de los que han sido mis compañeros de trabajo durante cuatro intensas semanas, me despido de mi primer mes de trabajo, me despido, en fin, de Madrid y de todas las cosas que en ella están implícitas, ya sea cultura o atascos, pero eso no nos ocupa hoy y será tema para otra entrada. Decía, pues, que salía camino del hotel para recoger mis exiguas pertenencias: un portátil personal, un portátil de trabajo y dos maletas personales a más no poder. Ah sí, un traje que ya no me entraba en la maleta y una percha que ya no me entraba en ninguna de las maletas. Sí, qué pasa; la gente le tiene cariño a cualquier cosa, así que no entiendo porque yo no puedo cogerle cariño a mi percha preferida y llevarla de aquí para allá. En resumen, subo a mi hotel, cojo mi equipaje gitanil y en la puerta me espera un taxi, modelo Mercedes, clase E, blanco por fuera con una raya roja horizontal alrededor de todo el coche. Vamos, lo normal en Madrid. Buenas tardes, buenas tardes, no tengo ni que decir adónde voy porque cuando lo encargué ya comenté que mi destino era Atocha. Bueno, Atocha y mi particular parque temático de aventuras.

Qué borde que es el conductor, pienso de manera exageradamente precipitada. Y como oyendo mis pensamientos, se pone a hablar: “no entiende lo de los coches en la capital”. Algo cuanto menos surrealista cuando el que te lo dice es un taxista, pero espera, que va y añade: “los tendrían que prohibir”. Cuando dijo eso, lo tuve que ver venir, tenía que haber visto que el viaje en taxi iba a ser inolvidable. Yo le comento que efectivamente lo de Madrid con los coches es el no va más, que no es normal que haya tantos y que en ninguna ocasión, -doy fe de ello- hay a bordo más de dos ocupantes. Y, de repente, dice que esto es una dictadura. Y me lo veo venir, claro. Y sí, acierto. “Mucho peor dictadura que la de Franco”. Eso dice mi padre, le contesto, pero tanto tanto…, le digo. “Qué sí, hombre, que sí, que esto no hay quien lo aguante”
El hombre empezó afirmando esto tímidamente pero yo le di coba y claro, acabó diciendo que él se declaraba de derechas aún y cuando votó en su día a González. Pero que Zapatero había hecho mucho daño a este país, algo a lo que indefectiblemente le tuve que dar la razón.
Grosso modo, porque si no esto va camino de ser eterno. Se declaró aznarista, sostuvo tajantemente que Cataluña se escindiría en máximo cinco años, que casi está peor que Andalucía o Extremadura y eso que Marbella le gusta muchísimo pero es que claro les das paro y no trabajan que para eso son andaluces; y mira que hay riqueza allende Despeñaperros pero que pasa lo que en Cuba que les dan veinte euros, un litro de aceite y que para qué van a querer trabajar. Y la culpa de todo la tiene el PSOE, por mantener a Zapatero (y los padres que las visten como putas, estoy a punto de decir, pero me contengo), y apostilla, medio en broma medio en serio, que le tenían que haber pegado un tiro. Lo extraño, termina, es que no se lo hayan pegado ya.
Yo para ese momento lo estoy flipando. En colores, en blanco y negro y en sepia.

Para entonces, estamos llegando a la estación, paramos y me saca muy amablemente mis cuatro bultos, mi traje y a Perchita. Firmo el papel a modo de recibo (con mi número de empleado porque es la empresa quien lo paga) y me despido con un hasta luego. Un hasta luego premonitorio. Me toco el bolsillo de atrás del pantalón vaquero y ahí esta la cartera, me toco el bolsillo de la pernera derecha y se confirma que soy como un imán para los viajes intensos e interesantes. El móvil no está, se me ha debido de caer mientras hablaba acerca de que Gallardón y Trinidad Jiménez son primos carnales (Palabra de taxista).
Y confirmo cuán grotesca puede llegar a ser la vida cuando salgo corriendo detrás del taxi en pos de mi móvil dejando atrás portátiles, maletas y a mi madre si hubiera estado conmigo. Todo excepto el traje y claro está, Perchita. Y por más que lo persigo no lo alcanzo, mira que hay atascos pero en ese momento la carretera estaba más descongestionada que la nariz de un cocainómano. Y pienso, buah, llamo a la empresa de taxis, digo mi nombre, la empresa y lista. Genial plan cuando tú móvil está donde tiene que estar y no en el asiento de un conductor cómico franquista. A todo esto, son las cuatro y media y mi tren sale a las cinco. Atocha a petar y ni rastro de cabinas en toda la estación. Es estonces cuando maldices a Nokia, a Finlandia, a Samsung y a ZP por quitar las cabinas (esto no lo dijo el taxista pero porque le faltó tiempo). Hasta que por fin, veo una hilera de cabinas, todas ocupadas menos una; me lanzo hacia ella como un poseso, atropellando por el camino a quien osa cruzarse por mi paso. Saco mi cartera y busco dinero suelto siendo lo más pequeño monedas de un euro. Lo que sea por recuperar el móvil y coger el tren. Marco el número y dice que no hay crédito, intento que me lo devuelva pero no hay tu tía. Otro euro, qué coño, que para eso trabajo. Misma historia. Me cago en la madre del topo y lo raro es que no me cargue la cabina porque para entonces son menos veinte y estoy frenético. Voy hacia otra cabina libre en ese momento y esta sí me acepta el dinero: llamo y le cuento a trancas y barrancas qué es lo que me ha pasado. No sabe el número de taxi, me pregunta, no, le contesto, si lo supiera ya se lo habría dicho pedazo de lerda, sé el modelo y cómo era el conductor: talla media, con ligera barriga, ex votante del PSOE y aznarista, lo mejor que le ha pasado a este país llamado España (sic). Coño. Con eñe muy larga. Un momento, por favor. Musiquita de fondo, que si normalmente te pone de los nervios pues hoy de los tendones. Minuto y medio después vuelve diciéndome que lo ha localizado y que está en la calle Orense, esto es, a principios de Castellana, vamos, donde Cristo dio las tres voces. Le pregunto si le daría tiempo a llegar antes de las cinco y en lugar de contestarme lo evidente, es decir, que no, para mi pesar, me dice, un momento por favor. A veces pienso, que en realidad no son teleoperadoras sino máquinas con voz agradable y cerebro no palpable. Rato después cuando ya he tenido que meter otra moneda de un euro, me dice que no, y me pregunta si tengo algún número de contacto donde ponerme en contacto (valga la redundancia) con el taxista. Y ella misma se corrige: “claro, claro, que me está llamando desde una cabina”. Yo ya entonces ni le contesto. Ni la contesto como dicen en Madrid. Y entonces se me ocurre la idea padre, intentar cambiar el billete para más tarde. Mira, le comento a la amable telefonista, ahora te llamo que voy a intentar cambiarlo. Me dirijo hacia donde pillo, sin rumbo ninguno y pregunto a una de información dónde cambiar el billete, “arriba, al final del pasillo”. Subo, atropello a más gente y cuando llego ni rastro de taquillas; perdona, le digo a otra de información: tal, tal y tal, abajo, me indica. ¿¿¿Cómo??? Bajo, atropello a más gente y a punto estoy de tirarme desde arriba para ir más rápido. Total, ya caería encima de alguna de información que total… llego adonde tengo que llegar y unas colas que ni para ver a Sara Carbonero desnuda. Y resulta, oh golpe de suerte, que la de cambios de Barcelona a las cinco está casi vacía. Espero, hablo con ella y me lo cambia sin problema, cómo mola esto de la tarifa empresa, pienso. Me dirijo hacia la misma cabina pero claro, ya no tengo cambio, entro en una tienda preciosa de postales de sevillanas y ceniceros con toros de Osborne y pido cambio. Llamo y le digo que ya está avisando al apolítico taxista para que se venga paquí. Ok, todo guay del Paraguay. Gracias, señorita, siento no haber sido amable pero es que requería rapidez y usted es más lenta que ZP arreglando la economía. No pasa nada, me dice. Qué maja esta chica, seguro que le ascienden a maquina jefe. Salgo a esperar a la entrada al taxi tal y como hemos quedado mi amiga, la R2D2 y yo. Y en estas que pasa Hilario Pino, el de las noticias. Mazado es poco para describir su figura. Si te toca, te descuartiza. Y os juro por mi madre que ese tío es gay, que me parece perfecto y respetable, pero es que ya me parece el colmo del surrealismo ver a ese tío acompañado de un chico y que sus andares sean más amanerados que los de Boris. Ojo, que luego, tiene una voz varonil que ya la querríamos algunos pero ay amigos, a Hilario le gustan los pinos.

Poco después, llega mi ansiado taxista con mi móvil en el asiento del copiloto. Sólo le faltaba el cinturón. Gracias le digo. “Lo vi, cuando se subió el siguiente pasajero” me dice. En fin, firmo un nuevo recibo y me dirijo hacia la estación con una sonrisa de oreja a oreja. Entro en un restaurante a comer (más o menos son las cinco y media). Ensalada, filete de ternera y postre. Cubiertos de plástico. Me monto al tren. Hogar, dulce hogar, pienso. Me como la ensalada y cuando llego al filete el tenedor se rompe. Que le den, quién dijo educación, cojo el filete con una servilleta y lo mastico cual neardenthal. Lo engullo, me tomo la manzana, me lavo las manos y me pongo a escribir sin parar. Se me acaba la batería y se me acaba la aventura. Si alguien tenía duda de que mis viajes son siempre, sin excepción, una aventura, que se atreva a decir lo contrario. Ahora, al llegar a Barcelona, no sé qué me pasará. Puede que me caiga un tiesto encima o que me cague una paloma. Qui lo sa. Lo mismo me encuentro cincuenta euros y me pido otro taxi que hoy no he tenido suficiente.

Efectivamente, me esperaban más cosas. Me pongo a sacar dinero en el cajero de La Caixa en Sants y en estas que miro detrás y veo a una chica super mona con un perro minúsculo mega chic que parece un felpudo. No me jodas, me digo, si esta es la de El internado, Marta Torné creo que se llama. Y en estas, que mi libidinosa mente, piensa que si consigo tocar al perro, podré decir que le habré tocado el felpudo a una mujer de una serie de éxito, casi casi, de culto. Pero no, saco mis cuarenta euros y enfilo la salida. Y claro, no podía ser de otra forma: auténticos chuzos de punta poblan el cielo de la Ciudad Condal. Busco un taxi y para cuando quiero encontrarlo ya estoy como el que sale de la ducha. Esta vez, el taxista no hace comentario jugoso alguno, tan sólo comenta que lleva lloviendo así desde el jueves por la noche. En fin, media hora después estoy en una casa de una amiga donde descansar después de un día realmente inolvidable.

martes, 7 de septiembre de 2010

La rentrée

La rentrée es hoy día el extranjerismo más utilizado en nuestros lares, más incluso que el ciertamente necesario “Shopping” o el indispensable –y por otra parte precioso- “glamour”. Y lo es porque todo está de vuelta, que si los presentadores de los telediarios, que si las grandes series made in Spain (El internado, por citar la primera que me ha venido a la mente), Ana Rosa y su troupe y otros tantos, incluyéndome a mí y a mi blog, irracionalmente descuidado. Los niños vuelven a la escuela, a la gente se le acaban las vacaciones, los estudiantes hacen sus últimos exámenes del curso pasado y se preparan para el nuevo y cada cual vuelve a sus rutinas y quehaceres diarios y no tan diarios. La liga vuelve con actores distintos pero iguales decorados y el curso político se abre con los mismos actores y decorados igual de cutres y desesperanzadores. En el cine, la misma falta de ideas de últimamente y en los corrillos de bar comentarios de si Neira es un cabrón o no. Héroe hoy, villano pasado mañana.
Y a pesar de que la mayoría de las rentrées son iguales que las del año pasado siempre existe algo nuevo: un trabajo nuevo, nuevos compañeros de piso, planes de ver a amigos que no ves desde hace mucho tiempo y aventuras varias en las que te acabes embarcado o por el contrario dejes zarpar a su antojo no hacen sino conseguir que el reencuentro sea, si cabe, más ameno, más interesante. Más esperanzador. Aún queda mucho para la próxima rentree como para que encima la de ahora ya la lleves mal.

martes, 20 de julio de 2010

Es imposible que te aburras...

Ideas para hacer algo cuando tienes tiempo libre:
- Ver películas. De grandes directores, se apelliden Loach, Allen o Lynch.
- Pensar en cómo será el fin de semana que viene. Pensar en si tienes que llevar pasteles, vino o nada para no parecer demasiado pretencioso. O demasiado normal/previsible.
- Recomendar películas en las que salga Humphrey Bogart. Sobre todo El halcón maltés.
- Pensar en qué harás cuando no dispongas de tanto tiempo libre.
- Llamar a amigos con los que hace mucho tiempo no hablas.
- Leer un ensayo de Erich Fromm sobre el amor. En ocasiones no entender nada porque Freud es demasiado complejo para mí.
- Ver de una puñetera vez Casablanca para hacer caso a la tercera idea.
- Leer las columnas atrasadas del amigo Reverte.
- Recomendar encarecidamente la lectura de La carretera si quieres llorar con un libro.
- Recomendar encarecidamente la lectura de El libro de las ilusiones si quieres sumergirte en un libro fantástico, en sentido literal.
- Dejar de lado la cultura y nadar. Nadar, nadar y nada más, que para eso es verano. O andar en bici.
- Escribir. Y no olvidar que tendrás que sacar tiempo de alguna parte para escribir cuando trabajes.
- Regodearte en los viajes de los demás y pensar en los que podrás hacer tú más adelante.
- Hacer planes para que después haya algo que te los cambie y por ende destroce.
- Escuchar todos los discos atrasados que te han ido pasando o que has ido encontrando por allí y por allá.
- Jugar al pádel con la gente que quieres.
- Recomendar encarecidamente La chica del puente si quieres ver una película con un guión original, una estética bonita y una historia preciosa.
- Disfrutar del último en llegar a la familia.
- Leer la saga Crepúsculo de un tirón. Comer, dormir. Ver las películas de la saga Crepúsculo de un tirón. Suspirar. Dormir.
- Tratar a tu pareja como se merece.
- Esperar a que salga una película decente en el cine para poder ir al ídem.
- Considerar que la antepenúltima de mis propuestas era sarcasmo. En caso de haberle hecho caso, es recomendable olvidarlas lo más rápido posible.

No hacer caso de lo anteriormente propuesto y hacer lo que te venga en gana, cuando y como quieras.

lunes, 12 de julio de 2010

Nacionalismos de primera y de segunda

No deja de ser curioso que a la par que la selección española de fútbol tenga tanto éxito haya tenido lugar una manifestación procatalanista en el corazón de Barcelona. No se puede acusar al oportunismo porque la sentencia del Estatut se ha producido hace unos días y por tanto la manifestación ha lugar teniendo en cuenta la proximidad con la susodicha pronunciación del vituperado Tribunal Constitucional. No obstante, es cierto igualmente que la reforma laboral, tardía y parcialmente errónea, también se ha producido hace poco y la huelga se ha convocado para el 29 de septiembre; vamos, dentro de dos días como el que dice. Pero bueno, deben de ser cosas distintas. Qué malpensado eres, Michi.
El caso, es que comentaba que a pesar de que la roja esté compuesta casi en un tercio por jugadores catalanes (concretamente siete de veintitrés), parece que gran parte de la sociedad catalana desea renunciar a su nacionalidad española. Adeu Espanya decían, pues para ellos no deja de ser un estado opresor lejos de esa nación a la que ellos pertenecen. Es cuanto menos chocante que sostengan firmemente asertos tales como que el Estado español es eso, exclusivamente un estado con sus connotaciones legales y políticas pero que carezca de la capacidad moral o cultural para ser una nación, erigiéndose ellos en libertadores de una nación ya conformada hace tiempo y que sin embargo no tiene ese medio para constituirse como tal llamado estado. Un estado que envolvería a gente tan dispar como un andaluz, extremeño o gallego. Por no hablar de la cantidad de europeos, moros y asiáticos que hay y que es lo que le confiere a Cataluña ese aire que quizás el resto de España no tenga. Esto es, una comunidad multicultural a la cual cierta parte de catalanes quiere renunciar en aras de una cultura igual de válida y en ocasiones superior a la del resto del país y que sin embargo no dejaría de ser mucho más cerrada y sectaria en tanto en cuanto declinara toda manifestación que o bien no tiene sus orígenes en Cataluña o mejor dicho tiene sus orígenes en España. Estimo que todos los catalanes están en su derecho de pedir un estado independiente de España a pesar de que la Constitución declara la indisolubilidad de España pero también estimo que el resto de los españoles tienen derecho a decidir si quieren que Cataluña siga siendo parte de España. Ah, esto no, claro.
Y por cierto, sin necesidad de ser sociólogo y haber estudiado muestras de población, se puede afirmar sin miedo a no tener razón que cuando en las consultas soberanistas no vinculantes que se han celebrado últimamente en distintos pueblecitos en tierras catalanas sólo vota menos del 15% con derecho a voto es que algo falla. Hablando en plata: la mayoría de los catalanes (y catalanas, tranquila Bibiana) no quiere la independencia. Otra cosa es que quieran más autogobierno o que el resto de España chupe menos de su bote y aporte más. Pero cuando tienes oportunidad de votar si quieres dejar de ser español y pasas de ir es porque te la pica bastante, en fin, no sé…

Manda huevos que haya tenido que ser un deporte el que haya conseguido lo que no ha conseguido nadie en democracia, esto es, que se luzcan masivamente banderas de España, bandera que por cierto tiene su origen a finales del siglo XVIII y no en la dictadura de Franco. A esto algunos cerriles le llaman nacionalismo retrógrado. Como mola que lucir ciertas banderas sea retrógrado y lucir otras sea flipante que te rulas. Todos los nacionalismos extremistas son malos, desde luego, incluido el español. Por lo tanto se caen por su propio peso nacionalismos periféricos que critican a España por su afán nacional (que viene de nación, algo que ellos dicen ser).

Y mientras tanto, el país entero y Cataluña en particular –doy fe de ello cuando no encuentro trabajo ni a la de tres- sufre posiblemente la peor crisis económica de su historia. Definitivamente España, con perdón para los nacionalistas, is different.

lunes, 28 de junio de 2010

La ley de la memoria

Ando tan ocupado con traslados, búsquedas de trabajo y proyectos futuros que si además le sumas el hecho de no disponer de internet en casa provoca que pase una semana sin actualizar.
Y como mientras escribo escucho al amigo Ismael Serrano hablaremos hoy de las épocas pasadas. Sin preámbulos ni adornos. Del colegio, de gente que hace años que no ves y con muchos de los cuales no tendrías hoy día afinidad ninguna porque se decantaron por la fiesta y las ciencias mientras tú tu decantaste por las terrazas tranquilas y las letras. Y sin embargo cuando las recuerdas no deja de surgir cierta nostalgia. Nostalgia por ser una etapa bonita, en la que te formas, en la que aprendas infinidad de cosas, tan dispares que si las analizaras con tranquilidad verías la importancia que tiene o tuvo tal momento o tal situación. Después del colegio, llega la universidad: más aprendizaje, más independencia, separación de los amigos del colegio salvo de los más cercanos. Nuevos amigos, nuevas experiencias, nuevos estudios. Más aventuras, aquí o en el extranjero, viajes, novias que te salen rana y ranas que para algunas se convierten en novios. Malos momentos. Momentos excelentes. Y de repente, se acaba la universidad: proyectos, agobios y nuevas aventuras, una vez más. Nueva ciudad para algunos, otros optan por la ciudad natal y otros se pierden por el mundo mientras tú les pierdes la pista. Los que salimos, nos encontramos con una ciudad nueva, abierta en unos casos e inhóspita en muchos otros. Nueva gente, nuevas y variadas nacionalidades, enriquecimiento cultural, ampliación de esta cultura ya sea por conocer de primera mano problemas para ti desconocidos o cocinas extrañas pero sabrosas. Y tan rápido como los conociste, tan rápido se van. Y entonces te quedas pensando y llegas a la conclusión de que no eres sino una conjunción de todas las personas que has conocidos en estas etapas, esas épocas soslayadas en tu presente pero que por su importancia permanecen presentes en tu pasado y futuro.

Y si, tras todo esto, te preguntas a ti mismo qué hacer en la vida y te preguntas qué harán todas esas personas que conociste -especialmente esos que se convirtieron en amigos- en su vida, y sigues conservando ese afán de conocer gente y lugares, lugares y cosas es que entonces, efectivamente, no todo está perdido.

lunes, 21 de junio de 2010

Y otro que se fue

Lo descubrí a principios del 2006 cuando no contaba, siquiera, con 20 años. Fue en un viaje a Roma y me lo había regalado mi hermano pues llevaba tiempo diciendo que me quería leer algo suyo. Comencé, al contrario de lo habitual, con Ensayo sobre la lucidez, en ocasiones no suficientemente conocido en favor del cuasi homónimo Ensayo sobre la ceguera, más célebre y más valorado. El primero es una obra maestra que plantea algo tan aparentemente sencillo como qué ocurriría si un día de elecciones todos dejásemos de votar y en lugar de nuestro derecho al voto escogiésemos nuestro derecho a la abstención, aspecto no baladí para los sistemas políticos actuales que sustentan su pervivencia en la aceptación del sistema por parte de quienes lo votan y dan su consentimiento implícito para ser gobernados por cuatro, cinco o los años que marque cada gobierno. Pues bien, algo tan aparentemente sencillo lo hace desde un prisma original y con una lucidez envidiable. Muestra cómo entraría en acción la maquinaria gubernamental, más preocupada por encontrar quiénes son los supuestos culpables de tamaño motín, en el caso de que los hubiere, que por encontrar las verdaderas razones de la gente para no ir a ejercer su derecho al voto. Conforma así una sutil alegoría en la que ilustra cuán poco democrática es nuestra democracia cuando el gobierno que la detenta se ve amenazado.
Ensayo sobre la ceguera, como todo el mundo sabrá, presenta un mundo en el que una terrible epidemia deja ciego uno a uno a todos los habitantes de la Tierra. A partir de aquí los instintos más bajos del ser humano salen a la luz para dar lugar a una sucesión de violaciones, saqueos, abusos de poder por quienes poseen las armas y un largo etcétera que confirma las teorías hobbesianas del mundo.
Estos dos libros son catalogados de pesimistas y en efecto así son. Sin embargo, lo que hace diferente a Saramago no es el pesimismo con el que muestra al ser humano como ente, algo largamente analizado en la literatura por escritores igualmente geniales como Golding y su Señor de las moscas u Orwell y su 1984, sino el halo de esperanza que subyace en ellos así como la lucidez, la naturalidad y la falta de, llamémoslo, morbo, con que muestra estados del hombre primitivos y con los que no pretende moralizar sino tan solo señalar que están ahí.
Saramago era tan grande como escritor que presentaba una versatilidad tal que le llevaba a escribir parábolas como lasde Viaje de un elefante en el que se muestran los fútiles fatuos de una monarquía absolutista obsesionada por regalar un elefante al archiduque Maximiliano y todas las aventuras acaecidas en este trayecto. No deja de haber señas identitarias del Saramago escritor como la crítica al poder y a la presunción de las grandes esferas; empero, en este libro lo hace desde un prisma mucho más divertido y con frases larguísimas sin apenas signos de puntuación en las que empieza hablando de la alimentación del animal y acaba hablando de algo completamente distinto.

Su escritura presenta ciertos rasgos comunes en todos sus libros como pueden ser las frases largas, el vocabulario refinado y culto sin llegar a la ampulosidad y esa presentación de los hechos que permite al lector participar del libro e imaginar cómo actuaría en tal caso o si se podría dar realmente un suceso como el de encontrarte a alguien exacto a ti (El hombre duplicado).

Saramago como persona y escritor era alguien que no dejaba indiferente pero al margen de que comulgaras o no con sus ideas y de que te resultara más o menos difícil leerle o entender sus libros a lo largo de sus densas páginas, es innegable que fue uno de los mejores escritores que dio la literatura europea en el siglo XX y uno de los pocos escritores portugueses que se han podido codear con sus compatriotas Queiros, Camoes o Pessoa, grandes estandartes de la literatura portuguesa.

Cualquier atisbo de rebajar su legado por algo que no se refiera a su forma de escribir será ir en contra de la literatura y consecuentemente contra la cultura en conjunto.

viernes, 18 de junio de 2010

No es tan triste como parece. ¿O sí?

Me comentaban hace unos días “a ver si escribes algo más alegre, que siempre te estás quejando”. O algo por el estilo me venía a decir la persona en cuestión. No se refería a quejarse en el sentido de mi última entrada (post) sino en el sentido de que no comentaba -nunca- algo que me gustara. Y pensé, pues nada, voy a redimirme, hoy voy a comentar el último libro que he leído, alguna película que haya visto últimamente o algo simpático que me haya pasado. Pero no me sale. Y pienso por qué, ya que a pesar de no tener trabajo, en el fondo no es tan mala época. Tengo tiempo para realizar cosas nuevas, llámese catalán o escribir blogs; tengo tiempo para disfrutar de una ciudad como Barcelona aunque sea sin dinero; y de momento de comer, precisamente, no me falta, si acaso, al contrario. Y sin embargo, continúo siendo inconformista.

Inconformista cuando ves la situación política de un país adormecido y de una sociedad sedada, más preocupada por qué hará la selección española en el mundial que por conocer cómo le afectará la subida del IVA o la reforma laboral o…
Inconformista cuando tenemos una prensa que un día dice, precisamente, que España es favorita por decreto y por razones y al día siguiente habla de depresión por perder un simple partido de fútbol por un mal día. Y mucha gente se lo cree y ya dice que España no pasará de primera ronda. Eso sí, te alegras cuando ves que la prensa extranjera, en este caso la inglesa, en ocasiones es peor pues es capaz de afirmar tamaña tontería como que la culpa de la derrota es de la novia del portero. Lo malo es que la alegría se esfuma cuando ves a una cadena progresista decir que esto es machista cuando lo único que es es gilipollas. Y ya volvemos a estar igual que al principio.
Inconformista cuando ves que Gran Bretaña se queja de que Obama (presidente del país más afín a los postulados británicos) ha presionado a BP (British Petroloum) por algo tan inocuo como un vertido masivo de petróleo que causó once muertos y daños incalculables a la biosfera. Es tal el poder de las multinacionales que ni siquiera el presidente más poderoso del mundo puede toserles.
Inconformista pero también cabreado cuando después de quejarnos de los problemas medioambientales y de que cuán cambiado está el clima, cogemos el coche para ir a comprar el pan.
Inconformista cuando en España también ha habido varias catástrofes medioambientales pero sólo parece existir el Prestige. Ni incendio en Guadalajara ni nada. Cuestión de quién gobernaba en cada caso.
E inconformista cuando lo único que podemos hacer es, unos escribir esto, y otros comentarlo, para después comer tan ricamente mientras vemos la sangre que tan profusamente muestran los informativos siempre en aras de la información y no del morbo para, finalmente, quejarnos de nimiedades como que siempre me toca esperar al metro o enfadarme con alguien por haberme puesto mala cara cuando lo único que le pasaba es que le picaba la ingle y no sabía cómo rascarse.

De veras, esto no está reñido con estar contento. Una cosa no quita lo otro; sin embargo, me parece que no está de más ser consciente de que somos la civilización con más posibilidades de la historia y la civilización que más las desprecia, desaprovecha y malgasta de peor manera.

Buen día a todos, en serio.

viernes, 11 de junio de 2010

Las películas de amor son lo que tienen.

El domingo echaron en la TV Pretty Woman por 14ª (sí, decimocuarta, no catorce) vez. Y por 14ª vez obtuvo la mayor audiencia de la noche. Es digno de estudio, que todas las veces que esta película se ha emitido haya sido lo más visto. Es una película entretenida, bien actuada y bien dirigida, acompañada de una banda sonora pegadiza pero - y lo siento por una persona a la que quiero-, el guión es bastante malo. Frases predecibles y adaptación inverosímil de La cenicienta (que por cierto habrían de destruirlo por ser un cuento manifiestamente machista) al mundo actual, porque no nos engañemos, en la realidad cotidiana no ocurre eso.

A mí me gustan las pelis románticas, pero me gustan aquellas en las que no sé que va a pasar de antemano, aquellas en las que existe algo de realidad y el hombre no se queda con la mujer completamente opuesta o el hombre es un completo hijo de p*** que huye del amor como los gatos del agua. Yo comprendo y respeto que se vean películas tan originales y tan diferentes entre sí como “Sucedió en Manhattan”, “Amor con preaviso”, “El amor es lo que tiene”, “Plan B” o “Love happens”, por citar algunas al albur. De acuerdo, son entretenidas y bonitas (supongo) y te hacen olvidar lo duro de la vida diaria pero coño, otro tipo de películas son necesarias para conocer otro tipo de amor, ni bueno ni malo, tan solo distinto. Y no nos engañemos, es un poco triste que en la lista de las más taquilleras estén películas como Plan B en lugar de “El secreto de tus ojos” una de las películas más bonitas que he visto últimamente y que cuenta la historia de un hombre y una mujer (oh sorpresa) a lo largo de veinte años. Es bonita, tierna y lo más importante consigue que salgas con una sonrisa del cine (o del sofá). Lo que voy a decir ahora puede que sea controvertido pero el hecho arriba señalado, esto es, que las más taquilleras sean películas, en demasiadas ocasiones, muuuuuy malas refleja la cultura cinematográfica de una sociedad poco culta. De igual manera, que el periódico más leído sea el Marca, por citar otro ejemplo de la misma índole. Es una pena que películas realmente bonitas, con una historia de amor verdaderamente entrañable, acabe ésta bien o mal, pasen por los cines españoles, si es que pasan, sin pena ni gloria.
Por citar algunos, “Antes del amanecer” y “Antes del atardecer”, “Once” con una banda sonora prodigiosa o una maravilla independiente llamada “Buscando un beso a medianoche”, rodada en blanco y negro con un aroma a clásico que sólo los grandes largometrajes alcanzan. Por último y por seguir las recomendaciones, una película que aún está en los cines y que merece la pena ver, a pesar de la soledad que rodea la misma, es “Two lovers”, película que no renuncia a tener éxito comercial y que sin embargo presenta un guión consistente y unos actores en estado de gracia.

Eso es todo. Paz y amor.

jueves, 10 de junio de 2010

A lo nuestro

Es una condición innata en los españoles. Tal vez en el ser humano, pero no voy a ser tan pretencioso de decir que los taiwaneses, por poner un sencillo ejemplo, sean quejumbrosos. A lo que voy, la afición número uno de los oriundos de este país, es a parte de la siesta, quejarse. Echar bilis por la boca tan pronto como se ve la posiblidad.

Veamos algún ejemplo: los funcionarios viven como Dios. Respuesta: pues métete tú funcionario. Ah, yo no. Ergo, no viven tan bien.
La sanidad pública es una mierda y los médicos, para variar, tambíen viven como marajás. Respuesta: pues haz medicina. Ah, no, que es muy larga y costosa.

Caer en la afirmación de que todos los funcionarios son unos vagos es igualarse a aquellos que sostienen con vehemencia que los catalanes son unoa avaros. Luego no conocen a ningún catalán, pero eso no cuenta. Funcionarios hay de todos tipos y lo que no se puede hacer es criticar a profesores o médicos cuando su profesión lleva aparajeada una complejidad la mayoría de veces no reconocida. Si un niño lo único que hace en clase es tocar los huevos, el profesor llegado un punto no puede hacer nada. Eso, a veces nos olvidamos, se hace en casa, con los padres. Pero estos, claro, llegan muy cansados y es mejor echar balones fuera que entonar el mea culpa. Cuando un médico de cabecera recibe a treinta pacientes de los cuales la mitad padecen sensibles patologías que ni siquieran llegar a conformar enfermedad ninguna, los tiene que atender aunque no tenga nada.

Ahora bien y dicho esto, siendo funcionario lo que no se puede hacer es quejarse de una bajada de sueldos cuando muchos de ellos han votado y mantenido (dos elecciones generales, no olvidemos) a un Gobierno inepto que ha provocada la susodicha disminución salarial por su carencia de previsión. Que sí, que el PP ahora lo haría igual. Pero ese no es el caso, no está el PP sino otro partido y entrar en el terreno de cómo lo habría hecho otro partido es jugar a adivinos. Partamos de la base de que los partidos mayoritarios son en temas cardinales muy parecidos y que juegan con nosotros sin que nosotros nos demos cuenta.

Y ya, no digo más. Lo siento, reconozco que esta entrada (post en lenguaje cool) no es brillante, pero es que yo estoy bastante harto de no encontrar trabajo y en lugar de escribir bien prefiero quejarme...

Ale, a cascarla.

lunes, 7 de junio de 2010

La fábula de un emigrante cualquiera

Era una noche fría de verano. Llegaron sin hacer ruido y sin embargo armaron bastante escándalo. Permanecieron en la Tierra poco más de dos meses aunque al principio tenían la intención de quedarse a vivir aquí. A partir del undécimo día comenzaron a decir que es lo que no les gustaba de nuestra excelsa sociedad occidental:

- No estar bien gastar dinero por gastar dinero. Nosotros ser felices sin necesidad de contribuir al materialismo. Ahorrad.
- Esas faldas tan pequeñas que portan las mujeres son dañinas pues no hacer más que encasillar a éstas en guapas y feas. Poneos pantalones.
- Las batallas campales que armáis a raíz de un partido de fútbol es lo más arcaico que haber visto en este planeta. Es un deporte, sin más. Disfrutadlo.
- Estar gobernados por una cuadrilla de golfos que se regodea en vuestra desidia e indolencia para perpetuarse ellos mismos como sanguijuelas además de perpetuar el sistema en sí. Levantarse contra esto
- Desde la creación de la humanidad no haber permanecido más de un año sin guerra. Haberse matado desde el principio de los días por un trozo de tierra o por unos ideales bastante contradictorios. Tener que dejar de hacerlo
- Etc., etc. y etc.

Ahora extrapolemos esto a nuestro mundo: nosotros somos los de otro planeta llamado "Occidentalia" y los demás permanecen al margen de nuestros valores, pautas de comportamiento y costumbres. Esto es lo que no nos gusta.
- Eso que portáis en la cabeza es feo y contribuye a la opresión femenina. Quitáoslo
- Lo que le hacéis a las niñas durante su pubertad es una práctica brutal y execrable. Paradla.
- Vuestras guerras de religiones se basan en fanatismos absurdos. Tranquilos, que ya vamos nosotros a solucionarlos, os saqueamos y luego nos volvemos pa´quí.
- Que la mujer sea un mero instrumento del hombre es deleznable y empobrece vuestra sociedad. Mirad la nuestra, donde la mujer está a la misma altura del hombre. Bueno, en teoría.


Esto es una fábula que me sacado de la chistera. Los ejemplos no son en muchos casos comparables, pero es para plantearnos qué haríamos si llegasen unos extranjeros tratando de cambiar nuestras costumbres y diciéndonos las barbaridades que nuestra sociedad comete o facilita. Les mandaríamos a la mierda y diríamos que lo nuestro es lo mejor. Forever and ever. Ahora bien, nosotros podemos decirles a otros qué hacen mal y qué no. Total, somos la sociedad avanzada e inteligente. Señores, esto es etnocentrismo, que de acuerdo a la RAE dice ser la "tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades".
Quiero dejar claro que no estoy a favor del burka, y muchísimo menos de la ablación del clítoris. Me parece una práctica ancestral y despreciable en todas sus implicaciones sean éstas culturales, físicas o sexuales. La cuestión es plantear dónde termina la legitimidad para opinar sobre otras conductas y/o actitudes distintas a las nuestras y dónde empieza la difusa barrera del juzgar a otras culturas desde la nuestra, esto es, etnocéntricamente.

miércoles, 2 de junio de 2010

La igualdad

No me lo creía; me comentaba mi hermana que desde cierto ministerio se estaba tratando de excluir a los cuentos tradicionales de la enseñanza escolar, esto es, que Blancanieves o La cenicienta iban a ser relegados a un segundo plano por considerarse sexistas. Ya. O sea, que a Blancanieves la despierte un apuesto príncipe es anacrónico, pero que en alguna película la mujer sea un mero objeto de deseo no es machista, sino de interés cultural, de ahí que desde las altas esferas se las financie por considerárselas actuales. Señores, Mentiras y gordas no aumenta mi cultura sino que la degrada, hace un daño considerable a la juventud al señalarla como drogadicta o ninfómana (lo sé, esto queda muy fuerte) y pone a la mujer a la altura del betún.
No quiero ser demagógico en un tema que se presta a ello. Pero quiero señalar algo: gran parte del interés en escribir este blog se debe a lo que vi durante unos días en las noticias de La sexta; las estuve viendo durante unos días seguidos y un par de días sacaron una noticia relacionada con las tetas. Así, textualmente. Helena Resano diciendo "los españoles las prefieren gordas" o algo así. Si en una cadena progresista, supuestamente claro, sacan ese tipo de noticias, apaga y vámonos. Sentí verdadero asco al ver retratado así a los sexos, contribuyendo a afianzar esos estereotipos de hombres interesado en tetas y mujeres interesado en tener tetas grandes para gustar a los hombres. Las imágenes de la noticia por si no parece suficientemente fuerte eran escotes, escotes y más escotes.

Lo reconozco, la entrada se me está yendo de las manos, pero lo que quiero decir es que es verdaderamente triste que no valoremos unos cuentos en su justa medida, que se contextualice, verbo desconocido para algunos/as y que no se haga más hincapié en que la igualdad se fomenta en otros aspectos, los primeros los padres que para eso llevan a cabo la socialización primaria. La televisión tiene gran parte de culpa, pero claro, preferimos que las mujeres se tiren de los pelos y griten en programas del corazón a cambiar todo el tinglado. Pero si quitamos los cuentos, quitemos las pelis de antena 3 de después de comer o las revistas en las que se puntúa a las chicas por cómo van vestidas. Y si alguien se atreve a decir, que esto no fomenta la desigualdad o los clichés, yo me atreveré a rebatirle con lo que Bibiana dijo a cerca de La bella durmiente y otros muchos cuentos fascistas y machistas:
"El mito del 'príncipe azul' nos muestra a las chicas como seres pasivos, con vidas sin sentido, a la espera de ese caballero andante que las rescate del aburrimiento y les ofrezca protección".

Termino, una sociedad está hecha por sus personas de antes, ahora y de después así como de sus aspectos culturales previos, actuales y futuros. Prescindir de ellos en aras de la adaptación a los tiempos implicaría prescindir de Lope de Vega o Shakespeare por no mostrar una version real de la mujer del siglo XXI.

Una sociedad libre decide qué es lo bueno o malo según las convicciones de cada uno. Influir en éstas es bordear los límites de la manipulación y del maniqueísmo cultural.

domingo, 23 de mayo de 2010

Así no

Hoy me apetece comentar la situación futbolística con los posos dejados por la final de la otrora Copa de Europa. Y lo voy a hablar refiriéndome a la pena que me da el ver al Real Madrid actualmente. Quizás sea ventajista, pero en el once titular del Inter había ni más ni menos que cuatro madridistas, sí señor, cuatro. Samuel (jugó un año y se le largó porque en lugar de un muro era una pared de gotelé, pero ayer junto a Lucio no dejó pasar ninguna). Cambiasso (una promesa a la que no se le dio confianza, ayer a mi juicio fue el mejor junto a Milito), Sneijder (se le largó y punto, cierto es que en la segunda temporada pasó más tiempo en las discos de la capi que entrenando) y un señor que ha logrado la proeza de ganar dos tripletes seguidos y cuyo nombre me voy a ahorrar. Por cierto, a este jugador lo echó el megapoderosodivino Florentino, un ser superior, pero que lleva cuatro putos años sin llevarse nada a la boca, al menos en forma de título. Esto es sólo una reflexión mía, pero en estos días en los que se han encargado de machacar a Pellegrini y loar de manera desmesurada a Mou, me doy más cuenta de que Floren no sólo no ha aprendido de sus errores sino de que por el contrario se han acentuado. Basta mirar a los casos más notables para ver cuánto tiempo tardaron los mejores entrenadores en ganar (mírese el caso de Sir Alex Ferguson, cuatro años en ganar algo) o por ejemplo el caso de Rijkaard, que puso los mimbres para este gran Barça y en cuyo primer año se quedaron más en blanco que al ver un giro de Lost . Y ojo, y termino, no es que me encantase Pellegrini, de hecho como entrenador no pongo en duda que sea mejor Mou, la cuestión es si pega con el Madrid, además, si por un casual le da por no ganar nada, qué haremos, ¿vuelta a empezar? En fin, que cada día se siente más pena viendo los modelos deportivos de unos equipos y otros.

viernes, 21 de mayo de 2010

Comienzo

Llevaba bastante tiempo queriendo hacer algo así. Paso el día pensando "Joder, esto me gustaría comentarlo". Y de vez en cuando lo escribo en el facebook, pero se me queda corto, muy corto. Heme aquí, consecuentemente, para opinar sobre todo lo opinable, sin más ambición que la de expresarme, lejos de querer alcanzar cincuenta y tres mil doscientas veintidos visitas. Opinar sobre literatura (me gustan los clásicos, detesto las corrientes megaguays estilo Larsson). Sobre cine (me gusta el buen cine, tan sencillo como eso). Sobre política (criticar la hipocresía de unos y la connivencia de otros). Sobre periodismo (cada día pienso que existe una calidad periodística menor en este país). Sobre series (Lost está bien pero no es ninguna maravilla moderna). Sobre fútbol (intentando dejar de lado los colores). Sobre música, sobre deportes en general, lugares y sobre todo aquello que estime oportune citar. Todo ello escribiéndolo bien, tratando de ser sincero y sin parecer demasiado "cool". Por cierto, odio los anglicismos.
Un saludo