sábado, 30 de octubre de 2010

Insultos

Me llama la atención el denuedo con el que se censuran ciertos comentarios y la aquiescencia con la que se permiten otros. En estos días de descalificaciones varias y gratuitas aflora la hipocresía de los de siempre, empecinados en no diferenciar entre churras y merinas. Claro está que los dos comentarios estrellas han sido el del alcalde de Valladolid y el de Pérez- Reverte.
El primero proviene de un alcalde maleducado y estúpido. El segundo de un escritor que no duda en utilizar el insulto cuando lo cree necesario. Para unos y otros. Pero claro, cómo vas a saber cómo escribe alguien si para ello hay que leerle. Reconociendo que con Reverte no soy neutral porque es un tío con el que estoy muy de acuerdo en sus opiniones, tengo que decir que cualquiera que le lea mínimamente sabe cómo relata, cómo describe las cosas y cómo enfoca aquello con lo que no está de acuerdo, sean estos políticos, curas o cantantes. Lo que no entiendo es porque con Moratinos se forma este revuelo y cuando se mete con los alcaldes mafiosetes del PP la gente no dice nada (algo normal por otra parte). Para mí, lo único que denota esto es la paupérrima capacidad intelectual de algunos, prestos a saltar ante algo o alguien que ponga en jaque aquello que ellos, como adalides de la verdad y la justicia, consideran cierto y razonable. Más triste si cabe cuando lo único que consiguen es darle mayor relevancia.
En cuanto a los insultos de De la Riva, pues queda decir qué vaya gilipollas, igual de gilipollas que aquel que llamó tonto de lo que sigue (Cospedal sic) a los votantes de la derecha. Diferencia: los últimos son un grupo de gente a los que se la trae al fresco cómo le llamen por votar a unos u otros mientras que otras son las defensoras de la mujer, de la causa justa femenina y causantes del fin de la opresión machista. Son las feminazis: obcecadas en confundir churrOs con merinOs (?) y entender que la igualdad empieza en tener un ministerio superfluo y promulgar leyes a fin de que los próximos reyes magos los niñas no jueguen con muñecas mientras no se preocupan de erradicar aquellas manifestaciones en las que la mujer no es más que dos tetas y un culo como muestran algunos anuncios de televisión o algunas cadenas cuyo umbral de límite para no enseñar "cacho" es cada vez más difuso.

Cada día que pasa voy entendiendo que la gente que piensa que la mujer y el hombre son diferentes entienden cada vez menos. Y cada día que pasa voy entendiendo cada vez más porque en lugar de leer a Reverte es preferible quedarse con una afirmación de mil, la que a uno le conviene para etiquetarle como algo mientras las otras novecientas noventa y nueve las desconoce por interés o por apatía en el mayor de los casos.