lunes, 28 de junio de 2010

La ley de la memoria

Ando tan ocupado con traslados, búsquedas de trabajo y proyectos futuros que si además le sumas el hecho de no disponer de internet en casa provoca que pase una semana sin actualizar.
Y como mientras escribo escucho al amigo Ismael Serrano hablaremos hoy de las épocas pasadas. Sin preámbulos ni adornos. Del colegio, de gente que hace años que no ves y con muchos de los cuales no tendrías hoy día afinidad ninguna porque se decantaron por la fiesta y las ciencias mientras tú tu decantaste por las terrazas tranquilas y las letras. Y sin embargo cuando las recuerdas no deja de surgir cierta nostalgia. Nostalgia por ser una etapa bonita, en la que te formas, en la que aprendas infinidad de cosas, tan dispares que si las analizaras con tranquilidad verías la importancia que tiene o tuvo tal momento o tal situación. Después del colegio, llega la universidad: más aprendizaje, más independencia, separación de los amigos del colegio salvo de los más cercanos. Nuevos amigos, nuevas experiencias, nuevos estudios. Más aventuras, aquí o en el extranjero, viajes, novias que te salen rana y ranas que para algunas se convierten en novios. Malos momentos. Momentos excelentes. Y de repente, se acaba la universidad: proyectos, agobios y nuevas aventuras, una vez más. Nueva ciudad para algunos, otros optan por la ciudad natal y otros se pierden por el mundo mientras tú les pierdes la pista. Los que salimos, nos encontramos con una ciudad nueva, abierta en unos casos e inhóspita en muchos otros. Nueva gente, nuevas y variadas nacionalidades, enriquecimiento cultural, ampliación de esta cultura ya sea por conocer de primera mano problemas para ti desconocidos o cocinas extrañas pero sabrosas. Y tan rápido como los conociste, tan rápido se van. Y entonces te quedas pensando y llegas a la conclusión de que no eres sino una conjunción de todas las personas que has conocidos en estas etapas, esas épocas soslayadas en tu presente pero que por su importancia permanecen presentes en tu pasado y futuro.

Y si, tras todo esto, te preguntas a ti mismo qué hacer en la vida y te preguntas qué harán todas esas personas que conociste -especialmente esos que se convirtieron en amigos- en su vida, y sigues conservando ese afán de conocer gente y lugares, lugares y cosas es que entonces, efectivamente, no todo está perdido.

lunes, 21 de junio de 2010

Y otro que se fue

Lo descubrí a principios del 2006 cuando no contaba, siquiera, con 20 años. Fue en un viaje a Roma y me lo había regalado mi hermano pues llevaba tiempo diciendo que me quería leer algo suyo. Comencé, al contrario de lo habitual, con Ensayo sobre la lucidez, en ocasiones no suficientemente conocido en favor del cuasi homónimo Ensayo sobre la ceguera, más célebre y más valorado. El primero es una obra maestra que plantea algo tan aparentemente sencillo como qué ocurriría si un día de elecciones todos dejásemos de votar y en lugar de nuestro derecho al voto escogiésemos nuestro derecho a la abstención, aspecto no baladí para los sistemas políticos actuales que sustentan su pervivencia en la aceptación del sistema por parte de quienes lo votan y dan su consentimiento implícito para ser gobernados por cuatro, cinco o los años que marque cada gobierno. Pues bien, algo tan aparentemente sencillo lo hace desde un prisma original y con una lucidez envidiable. Muestra cómo entraría en acción la maquinaria gubernamental, más preocupada por encontrar quiénes son los supuestos culpables de tamaño motín, en el caso de que los hubiere, que por encontrar las verdaderas razones de la gente para no ir a ejercer su derecho al voto. Conforma así una sutil alegoría en la que ilustra cuán poco democrática es nuestra democracia cuando el gobierno que la detenta se ve amenazado.
Ensayo sobre la ceguera, como todo el mundo sabrá, presenta un mundo en el que una terrible epidemia deja ciego uno a uno a todos los habitantes de la Tierra. A partir de aquí los instintos más bajos del ser humano salen a la luz para dar lugar a una sucesión de violaciones, saqueos, abusos de poder por quienes poseen las armas y un largo etcétera que confirma las teorías hobbesianas del mundo.
Estos dos libros son catalogados de pesimistas y en efecto así son. Sin embargo, lo que hace diferente a Saramago no es el pesimismo con el que muestra al ser humano como ente, algo largamente analizado en la literatura por escritores igualmente geniales como Golding y su Señor de las moscas u Orwell y su 1984, sino el halo de esperanza que subyace en ellos así como la lucidez, la naturalidad y la falta de, llamémoslo, morbo, con que muestra estados del hombre primitivos y con los que no pretende moralizar sino tan solo señalar que están ahí.
Saramago era tan grande como escritor que presentaba una versatilidad tal que le llevaba a escribir parábolas como lasde Viaje de un elefante en el que se muestran los fútiles fatuos de una monarquía absolutista obsesionada por regalar un elefante al archiduque Maximiliano y todas las aventuras acaecidas en este trayecto. No deja de haber señas identitarias del Saramago escritor como la crítica al poder y a la presunción de las grandes esferas; empero, en este libro lo hace desde un prisma mucho más divertido y con frases larguísimas sin apenas signos de puntuación en las que empieza hablando de la alimentación del animal y acaba hablando de algo completamente distinto.

Su escritura presenta ciertos rasgos comunes en todos sus libros como pueden ser las frases largas, el vocabulario refinado y culto sin llegar a la ampulosidad y esa presentación de los hechos que permite al lector participar del libro e imaginar cómo actuaría en tal caso o si se podría dar realmente un suceso como el de encontrarte a alguien exacto a ti (El hombre duplicado).

Saramago como persona y escritor era alguien que no dejaba indiferente pero al margen de que comulgaras o no con sus ideas y de que te resultara más o menos difícil leerle o entender sus libros a lo largo de sus densas páginas, es innegable que fue uno de los mejores escritores que dio la literatura europea en el siglo XX y uno de los pocos escritores portugueses que se han podido codear con sus compatriotas Queiros, Camoes o Pessoa, grandes estandartes de la literatura portuguesa.

Cualquier atisbo de rebajar su legado por algo que no se refiera a su forma de escribir será ir en contra de la literatura y consecuentemente contra la cultura en conjunto.

viernes, 18 de junio de 2010

No es tan triste como parece. ¿O sí?

Me comentaban hace unos días “a ver si escribes algo más alegre, que siempre te estás quejando”. O algo por el estilo me venía a decir la persona en cuestión. No se refería a quejarse en el sentido de mi última entrada (post) sino en el sentido de que no comentaba -nunca- algo que me gustara. Y pensé, pues nada, voy a redimirme, hoy voy a comentar el último libro que he leído, alguna película que haya visto últimamente o algo simpático que me haya pasado. Pero no me sale. Y pienso por qué, ya que a pesar de no tener trabajo, en el fondo no es tan mala época. Tengo tiempo para realizar cosas nuevas, llámese catalán o escribir blogs; tengo tiempo para disfrutar de una ciudad como Barcelona aunque sea sin dinero; y de momento de comer, precisamente, no me falta, si acaso, al contrario. Y sin embargo, continúo siendo inconformista.

Inconformista cuando ves la situación política de un país adormecido y de una sociedad sedada, más preocupada por qué hará la selección española en el mundial que por conocer cómo le afectará la subida del IVA o la reforma laboral o…
Inconformista cuando tenemos una prensa que un día dice, precisamente, que España es favorita por decreto y por razones y al día siguiente habla de depresión por perder un simple partido de fútbol por un mal día. Y mucha gente se lo cree y ya dice que España no pasará de primera ronda. Eso sí, te alegras cuando ves que la prensa extranjera, en este caso la inglesa, en ocasiones es peor pues es capaz de afirmar tamaña tontería como que la culpa de la derrota es de la novia del portero. Lo malo es que la alegría se esfuma cuando ves a una cadena progresista decir que esto es machista cuando lo único que es es gilipollas. Y ya volvemos a estar igual que al principio.
Inconformista cuando ves que Gran Bretaña se queja de que Obama (presidente del país más afín a los postulados británicos) ha presionado a BP (British Petroloum) por algo tan inocuo como un vertido masivo de petróleo que causó once muertos y daños incalculables a la biosfera. Es tal el poder de las multinacionales que ni siquiera el presidente más poderoso del mundo puede toserles.
Inconformista pero también cabreado cuando después de quejarnos de los problemas medioambientales y de que cuán cambiado está el clima, cogemos el coche para ir a comprar el pan.
Inconformista cuando en España también ha habido varias catástrofes medioambientales pero sólo parece existir el Prestige. Ni incendio en Guadalajara ni nada. Cuestión de quién gobernaba en cada caso.
E inconformista cuando lo único que podemos hacer es, unos escribir esto, y otros comentarlo, para después comer tan ricamente mientras vemos la sangre que tan profusamente muestran los informativos siempre en aras de la información y no del morbo para, finalmente, quejarnos de nimiedades como que siempre me toca esperar al metro o enfadarme con alguien por haberme puesto mala cara cuando lo único que le pasaba es que le picaba la ingle y no sabía cómo rascarse.

De veras, esto no está reñido con estar contento. Una cosa no quita lo otro; sin embargo, me parece que no está de más ser consciente de que somos la civilización con más posibilidades de la historia y la civilización que más las desprecia, desaprovecha y malgasta de peor manera.

Buen día a todos, en serio.

viernes, 11 de junio de 2010

Las películas de amor son lo que tienen.

El domingo echaron en la TV Pretty Woman por 14ª (sí, decimocuarta, no catorce) vez. Y por 14ª vez obtuvo la mayor audiencia de la noche. Es digno de estudio, que todas las veces que esta película se ha emitido haya sido lo más visto. Es una película entretenida, bien actuada y bien dirigida, acompañada de una banda sonora pegadiza pero - y lo siento por una persona a la que quiero-, el guión es bastante malo. Frases predecibles y adaptación inverosímil de La cenicienta (que por cierto habrían de destruirlo por ser un cuento manifiestamente machista) al mundo actual, porque no nos engañemos, en la realidad cotidiana no ocurre eso.

A mí me gustan las pelis románticas, pero me gustan aquellas en las que no sé que va a pasar de antemano, aquellas en las que existe algo de realidad y el hombre no se queda con la mujer completamente opuesta o el hombre es un completo hijo de p*** que huye del amor como los gatos del agua. Yo comprendo y respeto que se vean películas tan originales y tan diferentes entre sí como “Sucedió en Manhattan”, “Amor con preaviso”, “El amor es lo que tiene”, “Plan B” o “Love happens”, por citar algunas al albur. De acuerdo, son entretenidas y bonitas (supongo) y te hacen olvidar lo duro de la vida diaria pero coño, otro tipo de películas son necesarias para conocer otro tipo de amor, ni bueno ni malo, tan solo distinto. Y no nos engañemos, es un poco triste que en la lista de las más taquilleras estén películas como Plan B en lugar de “El secreto de tus ojos” una de las películas más bonitas que he visto últimamente y que cuenta la historia de un hombre y una mujer (oh sorpresa) a lo largo de veinte años. Es bonita, tierna y lo más importante consigue que salgas con una sonrisa del cine (o del sofá). Lo que voy a decir ahora puede que sea controvertido pero el hecho arriba señalado, esto es, que las más taquilleras sean películas, en demasiadas ocasiones, muuuuuy malas refleja la cultura cinematográfica de una sociedad poco culta. De igual manera, que el periódico más leído sea el Marca, por citar otro ejemplo de la misma índole. Es una pena que películas realmente bonitas, con una historia de amor verdaderamente entrañable, acabe ésta bien o mal, pasen por los cines españoles, si es que pasan, sin pena ni gloria.
Por citar algunos, “Antes del amanecer” y “Antes del atardecer”, “Once” con una banda sonora prodigiosa o una maravilla independiente llamada “Buscando un beso a medianoche”, rodada en blanco y negro con un aroma a clásico que sólo los grandes largometrajes alcanzan. Por último y por seguir las recomendaciones, una película que aún está en los cines y que merece la pena ver, a pesar de la soledad que rodea la misma, es “Two lovers”, película que no renuncia a tener éxito comercial y que sin embargo presenta un guión consistente y unos actores en estado de gracia.

Eso es todo. Paz y amor.

jueves, 10 de junio de 2010

A lo nuestro

Es una condición innata en los españoles. Tal vez en el ser humano, pero no voy a ser tan pretencioso de decir que los taiwaneses, por poner un sencillo ejemplo, sean quejumbrosos. A lo que voy, la afición número uno de los oriundos de este país, es a parte de la siesta, quejarse. Echar bilis por la boca tan pronto como se ve la posiblidad.

Veamos algún ejemplo: los funcionarios viven como Dios. Respuesta: pues métete tú funcionario. Ah, yo no. Ergo, no viven tan bien.
La sanidad pública es una mierda y los médicos, para variar, tambíen viven como marajás. Respuesta: pues haz medicina. Ah, no, que es muy larga y costosa.

Caer en la afirmación de que todos los funcionarios son unos vagos es igualarse a aquellos que sostienen con vehemencia que los catalanes son unoa avaros. Luego no conocen a ningún catalán, pero eso no cuenta. Funcionarios hay de todos tipos y lo que no se puede hacer es criticar a profesores o médicos cuando su profesión lleva aparajeada una complejidad la mayoría de veces no reconocida. Si un niño lo único que hace en clase es tocar los huevos, el profesor llegado un punto no puede hacer nada. Eso, a veces nos olvidamos, se hace en casa, con los padres. Pero estos, claro, llegan muy cansados y es mejor echar balones fuera que entonar el mea culpa. Cuando un médico de cabecera recibe a treinta pacientes de los cuales la mitad padecen sensibles patologías que ni siquieran llegar a conformar enfermedad ninguna, los tiene que atender aunque no tenga nada.

Ahora bien y dicho esto, siendo funcionario lo que no se puede hacer es quejarse de una bajada de sueldos cuando muchos de ellos han votado y mantenido (dos elecciones generales, no olvidemos) a un Gobierno inepto que ha provocada la susodicha disminución salarial por su carencia de previsión. Que sí, que el PP ahora lo haría igual. Pero ese no es el caso, no está el PP sino otro partido y entrar en el terreno de cómo lo habría hecho otro partido es jugar a adivinos. Partamos de la base de que los partidos mayoritarios son en temas cardinales muy parecidos y que juegan con nosotros sin que nosotros nos demos cuenta.

Y ya, no digo más. Lo siento, reconozco que esta entrada (post en lenguaje cool) no es brillante, pero es que yo estoy bastante harto de no encontrar trabajo y en lugar de escribir bien prefiero quejarme...

Ale, a cascarla.

lunes, 7 de junio de 2010

La fábula de un emigrante cualquiera

Era una noche fría de verano. Llegaron sin hacer ruido y sin embargo armaron bastante escándalo. Permanecieron en la Tierra poco más de dos meses aunque al principio tenían la intención de quedarse a vivir aquí. A partir del undécimo día comenzaron a decir que es lo que no les gustaba de nuestra excelsa sociedad occidental:

- No estar bien gastar dinero por gastar dinero. Nosotros ser felices sin necesidad de contribuir al materialismo. Ahorrad.
- Esas faldas tan pequeñas que portan las mujeres son dañinas pues no hacer más que encasillar a éstas en guapas y feas. Poneos pantalones.
- Las batallas campales que armáis a raíz de un partido de fútbol es lo más arcaico que haber visto en este planeta. Es un deporte, sin más. Disfrutadlo.
- Estar gobernados por una cuadrilla de golfos que se regodea en vuestra desidia e indolencia para perpetuarse ellos mismos como sanguijuelas además de perpetuar el sistema en sí. Levantarse contra esto
- Desde la creación de la humanidad no haber permanecido más de un año sin guerra. Haberse matado desde el principio de los días por un trozo de tierra o por unos ideales bastante contradictorios. Tener que dejar de hacerlo
- Etc., etc. y etc.

Ahora extrapolemos esto a nuestro mundo: nosotros somos los de otro planeta llamado "Occidentalia" y los demás permanecen al margen de nuestros valores, pautas de comportamiento y costumbres. Esto es lo que no nos gusta.
- Eso que portáis en la cabeza es feo y contribuye a la opresión femenina. Quitáoslo
- Lo que le hacéis a las niñas durante su pubertad es una práctica brutal y execrable. Paradla.
- Vuestras guerras de religiones se basan en fanatismos absurdos. Tranquilos, que ya vamos nosotros a solucionarlos, os saqueamos y luego nos volvemos pa´quí.
- Que la mujer sea un mero instrumento del hombre es deleznable y empobrece vuestra sociedad. Mirad la nuestra, donde la mujer está a la misma altura del hombre. Bueno, en teoría.


Esto es una fábula que me sacado de la chistera. Los ejemplos no son en muchos casos comparables, pero es para plantearnos qué haríamos si llegasen unos extranjeros tratando de cambiar nuestras costumbres y diciéndonos las barbaridades que nuestra sociedad comete o facilita. Les mandaríamos a la mierda y diríamos que lo nuestro es lo mejor. Forever and ever. Ahora bien, nosotros podemos decirles a otros qué hacen mal y qué no. Total, somos la sociedad avanzada e inteligente. Señores, esto es etnocentrismo, que de acuerdo a la RAE dice ser la "tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades".
Quiero dejar claro que no estoy a favor del burka, y muchísimo menos de la ablación del clítoris. Me parece una práctica ancestral y despreciable en todas sus implicaciones sean éstas culturales, físicas o sexuales. La cuestión es plantear dónde termina la legitimidad para opinar sobre otras conductas y/o actitudes distintas a las nuestras y dónde empieza la difusa barrera del juzgar a otras culturas desde la nuestra, esto es, etnocéntricamente.

miércoles, 2 de junio de 2010

La igualdad

No me lo creía; me comentaba mi hermana que desde cierto ministerio se estaba tratando de excluir a los cuentos tradicionales de la enseñanza escolar, esto es, que Blancanieves o La cenicienta iban a ser relegados a un segundo plano por considerarse sexistas. Ya. O sea, que a Blancanieves la despierte un apuesto príncipe es anacrónico, pero que en alguna película la mujer sea un mero objeto de deseo no es machista, sino de interés cultural, de ahí que desde las altas esferas se las financie por considerárselas actuales. Señores, Mentiras y gordas no aumenta mi cultura sino que la degrada, hace un daño considerable a la juventud al señalarla como drogadicta o ninfómana (lo sé, esto queda muy fuerte) y pone a la mujer a la altura del betún.
No quiero ser demagógico en un tema que se presta a ello. Pero quiero señalar algo: gran parte del interés en escribir este blog se debe a lo que vi durante unos días en las noticias de La sexta; las estuve viendo durante unos días seguidos y un par de días sacaron una noticia relacionada con las tetas. Así, textualmente. Helena Resano diciendo "los españoles las prefieren gordas" o algo así. Si en una cadena progresista, supuestamente claro, sacan ese tipo de noticias, apaga y vámonos. Sentí verdadero asco al ver retratado así a los sexos, contribuyendo a afianzar esos estereotipos de hombres interesado en tetas y mujeres interesado en tener tetas grandes para gustar a los hombres. Las imágenes de la noticia por si no parece suficientemente fuerte eran escotes, escotes y más escotes.

Lo reconozco, la entrada se me está yendo de las manos, pero lo que quiero decir es que es verdaderamente triste que no valoremos unos cuentos en su justa medida, que se contextualice, verbo desconocido para algunos/as y que no se haga más hincapié en que la igualdad se fomenta en otros aspectos, los primeros los padres que para eso llevan a cabo la socialización primaria. La televisión tiene gran parte de culpa, pero claro, preferimos que las mujeres se tiren de los pelos y griten en programas del corazón a cambiar todo el tinglado. Pero si quitamos los cuentos, quitemos las pelis de antena 3 de después de comer o las revistas en las que se puntúa a las chicas por cómo van vestidas. Y si alguien se atreve a decir, que esto no fomenta la desigualdad o los clichés, yo me atreveré a rebatirle con lo que Bibiana dijo a cerca de La bella durmiente y otros muchos cuentos fascistas y machistas:
"El mito del 'príncipe azul' nos muestra a las chicas como seres pasivos, con vidas sin sentido, a la espera de ese caballero andante que las rescate del aburrimiento y les ofrezca protección".

Termino, una sociedad está hecha por sus personas de antes, ahora y de después así como de sus aspectos culturales previos, actuales y futuros. Prescindir de ellos en aras de la adaptación a los tiempos implicaría prescindir de Lope de Vega o Shakespeare por no mostrar una version real de la mujer del siglo XXI.

Una sociedad libre decide qué es lo bueno o malo según las convicciones de cada uno. Influir en éstas es bordear los límites de la manipulación y del maniqueísmo cultural.