viernes, 12 de noviembre de 2010

Before the devil knows you´re dead

Dicen que, cuando mueras, aproveches los primeros treinta minutos muerto, antes de que el diablo sepa que has muerto. Before the devil knows you´re dead. Un refrán inglés que viene a decir que todos tenemos un lado oscuro y que consecuentemente será el diablo quien nos acoja tras nuestro óbito. Soslayando consideraciones de si existe o no vida post-mortem, este es el planteamiento de la película de Sidney Lumet, una historia a varias bandas con un elenco tremendo, empezando por Philip Seymour Hoffman tan grande en su actuación como él mismo, siguiendo por Ethan Hawke, actor que ha dado al cine pequeñas joyas, como Antes del amanecer o Training day con Denzel Washington. Y, por supuesto, sin olvidarnos del componente femenino: Marisa Tomei, que además de ser actriz está, digamos que de muy buen ver.
El director, Lumet, que tiene más de 80 años, empezó su carrera con una de las mejores pelis de la historia, Doce hombres sin piedad así que entre él y los actores conforman un largometraje con un guión muy bueno y una historia de venganza, drama familiar y lealtad. La historia gira en torno a dos hermanos que desesperados económicamente urden un atraco contra una joyería. El plan parece fácil y no tiene porque haber problemas pero todo se tuerce dando lugar a una espiral de violencia y destrucción fraternal, si se me permite la expresión. Esta historia es vista desde varios ángulos, proporcionando así una visión mayor de la vida de los protagonistas. Así, la película discurre, viendo una y otra vez el suceso y cómo, ante una apariencia normal, cada personaje posee sus inquietudes y sus inseguridades. A pesar de que pueda parecer que se puede hacer repetitivo, el director consigue que a la par que te identificas con la persona sientas lástima por él, y por otra parte no pone trabas para dirigirte hacia el inexorable final, coronado con un clímax bastante dramático que pone en tela de juicio las relaciones paterno filiales, puestas ya durante el filme en entredicho repetidamente.
Y no quiero contar más, porque mi objetivo es no destripar la película o la estructura de la misma. A ver si alguien se anima a verla. Saludos

3 comentarios:

  1. Cómo sabía que ibas a escribir de esto, no en vano te haces llamar como el espejo en quien te quieres mirar, Michi Huerta.

    Dos cosas, la primera es que, de acuerdo con la nueva ortografía de la RAE (ortos= recto, grafos = escritura), manda huevos, si estos escriben recto, don Torcuato Luca de Tena tendría que cambiar el título de uno de sus libros más famosos; pues bien, después de esta digresión, decía que tienes una falta de ortografía, puesto que guión pasa a escribirse guion. (Aunque ya hay grupos en Facebook para hacerse objetor).

    Y segunda: yo no me animo a verla porque ya la había visto. Desde luego no es una peli al uso, pero yo tampoco diría que es un peliculón, sinceramente. Eso sí, tanto Philip como Ethan me gustan mucho como actores, a pesar de que Mr. Hawke arrastre ese aura de actor adolescente (pero como Brad Pitt, y mira qué actorazo es).

    Por cierto, aunque es más comercial y todo lo que quieras que The Road, El libro de Eli también está muy bien, con otros dos actorazos como D. Washington y Gary Oldman, al que para mí tendrían que encumbrar como a Al Pacino o R. de Niro.

    Un beso y disfruta de estos días de descanso ;)

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado tu digresión, sí señor. En lo que a guiÓn se refiere, yo continuaré escribiéndolo tal y como se me enseñó pues lo creo más adecuado. El libro de Eli no la he visto pero ya comentamos que me da la impresión de ser como la sublime The road (que por cierto, no sé si has visto todavía) sólo que en malo aun reconociendo que Gary oldman es muy bueno. Mañana te digo porque creo que sí que es un peliculón.

    ResponderEliminar
  3. Sorry por la tardanza. Me parece un peliculón por la sobriedad con la que trata los aspectos clave de la película, la adicción del hermano mayor, la pusilanimidad del menor y el sentimiento de no valgo ni para... que tiene la chica. Por sobriedad entiendo la carencia de sentimentalismo, la falta de cortapisas a la hora de enseñarte las imágenes y la no utilización de artificios para hacer más grandilocuente una situación que ya lo es de por sí. Me encantó el final, cómo te lo van preparando con esa persecución del padre al hijo y cómo se ve reflejado el dolor contenido que siente el primero al ver que el segundo "se marcha", aun cuando ya hacía tiempo que se había ido.

    ResponderEliminar